El Ocho Alpino de Rafael Romero
El viernes 2 de septiembre en medio de todo el barullo y emoción propia de la Ultra Trail du Mont Blanc, llegaba desapercibido a Chamonix un hombre envuelto con la bandera andaluza y una coleta de 1,20 metros adornada por coleteros de colores. Casi nadie conocía que acababa de lograr recorrer más de 500 km de distancia, juntando dos de los Ultras más duros del mundo...
Rafael Romero justo antes de la salida de la UTMB, tras concluir su reto "El Ocho Alpino"
Rafael Romero Rodríguez, más conocido como "Fali El Coleta", es un profesor de 51 años que da clases de matemáticas en un instituto de Puerto de Real (Cádiz).
Su pasión desde hace 25 años son las carreras de fondo, montaña y escalada. Como muchos otros, un día descubrió que podía combinar ambas pasiones con las carreras por montaña y comenzó a hacer Ultras. Así, en su currículum deportivo podemos encontrar además de la UTMB y el Tor de Geants, el Dolpo de los Annapurnas (373 km a 5.000 m de altitud), la Transgrancanaria, Ehunmilak...
Él dice que realmente no va a competir contra otros, sino contra sí mismo, persiguiendo la “sensación de libertad y satisfacción de controlar tu cuerpo y mente hasta límites insospechados”. Por eso su afición a las pruebas en solitario y autosuficiencia. Por ejemplo, la integral de Sierra Nevada, cuyo recorrido de 112 km incluye la escalada de la Arista Este del Pico Veleta, de 45 m. verticales y grado V+ (vía Fidel Fierro), todo ello tras 28 km corriendo con mochila y zapatillas, sin cuerdas ni seguros.
Fue el gallego Jesús Juanes "Suso", especializado en este tipo de retos, quien le dio la idea de empalmar las dos grandes Ultras alpinas. Él mismo intentó hacerlo, pero no llegó a traspasar un collado que le pareció demasiado expuesto. Para Fali no significa ningún problema puesto que disfruta con el riesgo, eso sí, controlado. También le ayudó a decidirse el hecho de haber corrido las dos Ultras y por lo tanto, conocer bien el trazado.
Para el gaditano, la mayor motivación para hacer esta gesta es “llevar a mi persona, cuerpo y mente al límite, allí donde no tenía ninguna garantía de éxito y donde debo emplear toda mi fortaleza e inteligencia a un único fin: completar el ocho.”
Al ver el recorrido en forma de este número en el mapa, lo bautizó como “El Ocho Alpino”, constituido por la suma de la UTMB y el Tor de Geants. Se sale desde Chamonix y se cruza a Italia hasta llegar a Courmayeur (77 km), donde empieza y termina el bucle del Tor de Geants. Sus 342 km de itinerario dan la vuelta a todo el valle de Aosta, al sur del Mont Blanc, visitando los macizos de más de 4.000 m del Rutos, Gran Paradiso, Monte Rosa, Cervino y Gran Combin hasta volver a los pies del Mont Blanc. Una vez se retoma la UTMB para digirse hacia Champex-Lac en Suiza, y por último, a Chamonix.
Oficialmente son 501 km de longitud (aunque se sospecha que el TDG puede tener 12 km más), 34.000 m de desnivel positivo, con altitud máxima en el Col Losón, a 3.296 m, y mínima en el pueblo de Donnas (350 m). El desnivel máximo de subida son 1.900 metros y el de bajada, 2.400 m.
El precedente más cercano que se conozca, fue el de una mujer que hizo el recorrido de la UTMB y el Tour de Monte Rosa, con casi la misma cifra de kilómetros aunque utilizando los refugios y en 26 días.
Sin embargo, el ultracorredor se tropezó con una piedra en su preparación. En la prueba andorrana Ronda del Cims, sufrió una crisis de hipertensión que le obligó a retirarse. De hecho, el Ocho Alpino lo comenzó con medicación y tensiómetro. Él lo minimiza diciendo que “quizás solo fuera la ansiedad extrema por la prueba pues en el desarrollo de la misma, la tensión se fue regulando sola y pude dejar de tomar la medicación”.
Su primera parada fue en Lac Combal (km 67) donde descansó durante tres horas. Tras pasar los caminos del Mont Blanc, fáciles y rápidos, la cosa se complicó en el itinerario de la TDG, más empinada y difícil. Sintiendo la mochila cada vez más pesada, tuvo que bajar el ritmo para recorrer 50 km el jueves y 47 el viernes. Rafa procuró dormir en las partes bajas, ya que iba con un saco preparado para resistir 15 ºC. Aún así, tuvo que pasar dos noches a más de 2.500 m de altura.
Todo lo hizo andando hasta la hora que fuera para alcanzar una cota, descansar y salir con el alba algo que “me renueva el cuerpo y el espíritu: es un nuevo día”
El viernes sufrió temperaturas de hasta 38º C, que acabaron en fuertes tormentas. En collados desnudos por encima de los 2.800 metros le sorprendieron rayos que caían a menos de 200 metros, sin posibilidad alguna de guarecerse.
Otro peligro al que se tuvo que enfrentar, fueron los perros pastores, uno de los cuales estuvo a punto de morderle. Consiguió espantarlo encarándose con él con una piedra en la mano “dispuesto a metérsela hasta la misma garganta, pero no me rendiría nunca. En condiciones de supervivencia aflora la bestia que llevamos dentro hasta niveles que nos asusta a nosotros mismos”. Para sortear a los sabuesos y las ganaderías, tuvo que añadir 19 km al trazado.
Y el miércoles 29, el tiempo cambio. Las tormentas dieron paso a un frente con lluvia y nieve, aunque a Rafa no le echó atrás. Los siguientes tres días los paso bajo una fina cortina de agua. A partir del km 450 comenzó a sufrir el llamado “pie de trincheras”, que es cuando la extremidad comienza a agrietarse y a salir ampollas por estar macerado durante horas. Afortunadamente, ya se encontraba en los caminos de la UTMB que permiten correr con un impacto mínimo.
La última noche estuvo acompañada por una nevada a partir de los 1.800 m que el interpretó como “una despedida... Los dioses de la montaña me habían permitido cruzar sus dominios casi sin pagar ningún peaje” .
Finalmente llegó justo a la salida de la UTMB. Al no llevar dorsal, la organización no le dejó pasar. Tras enseñarles el GPS, accedieron aunque sin prestarle demasiada atención. “Me hubiera gustado haberle podido enseñar mi gesta a los Poletti... pero no los ví siquiera”
Para Fali el Coleta, las secuelas del “Ocho Alpino” ha sido disfrutar de “una satisfacción muy por encima de lo normal. El resultado del intento es una persona más madura, mucho más sabia y con aún más control sobre mi propia vida. Es alucinante sentirte más vivo que nunca.”
Y con 500 kilómetros a la espalda, el domingo por la noche volvió a Puerto del Real, para estar el lunes puntual por la mañana, vigilando y preparando los exámenes de recuperación de septiembre, corregirlos a ritmo de maratón hasta la madrugada, porque de ellos depende la promoción o no de los alumnos. Es el reto del día a día al que, desapercibidos, se enfrentan miles de trabajadores y profesores para intentar sacar el país adelante.
Su pasión desde hace 25 años son las carreras de fondo, montaña y escalada. Como muchos otros, un día descubrió que podía combinar ambas pasiones con las carreras por montaña y comenzó a hacer Ultras. Así, en su currículum deportivo podemos encontrar además de la UTMB y el Tor de Geants, el Dolpo de los Annapurnas (373 km a 5.000 m de altitud), la Transgrancanaria, Ehunmilak...
Él dice que realmente no va a competir contra otros, sino contra sí mismo, persiguiendo la “sensación de libertad y satisfacción de controlar tu cuerpo y mente hasta límites insospechados”. Por eso su afición a las pruebas en solitario y autosuficiencia. Por ejemplo, la integral de Sierra Nevada, cuyo recorrido de 112 km incluye la escalada de la Arista Este del Pico Veleta, de 45 m. verticales y grado V+ (vía Fidel Fierro), todo ello tras 28 km corriendo con mochila y zapatillas, sin cuerdas ni seguros.
Persigue la “sensación de libertad y satisfacción de controlar tu cuerpo y mente hasta límites insospechados”
La Génesis del Ocho Alpino
A Rafael, la idea de hacer este recorrido le surgió en 2010, tras haber terminado el Tor de Geants. Parece que los 342 km no le fueron suficientes, ya que apenas notó molestias. Así que comenzó a considerar la astronómica cifra de 500, pensando en la Yukón en Alaska o en la 555 del Magreb.Fue el gallego Jesús Juanes "Suso", especializado en este tipo de retos, quien le dio la idea de empalmar las dos grandes Ultras alpinas. Él mismo intentó hacerlo, pero no llegó a traspasar un collado que le pareció demasiado expuesto. Para Fali no significa ningún problema puesto que disfruta con el riesgo, eso sí, controlado. También le ayudó a decidirse el hecho de haber corrido las dos Ultras y por lo tanto, conocer bien el trazado.
Para el gaditano, la mayor motivación para hacer esta gesta es “llevar a mi persona, cuerpo y mente al límite, allí donde no tenía ninguna garantía de éxito y donde debo emplear toda mi fortaleza e inteligencia a un único fin: completar el ocho.”
Al ver el recorrido en forma de este número en el mapa, lo bautizó como “El Ocho Alpino”, constituido por la suma de la UTMB y el Tor de Geants. Se sale desde Chamonix y se cruza a Italia hasta llegar a Courmayeur (77 km), donde empieza y termina el bucle del Tor de Geants. Sus 342 km de itinerario dan la vuelta a todo el valle de Aosta, al sur del Mont Blanc, visitando los macizos de más de 4.000 m del Rutos, Gran Paradiso, Monte Rosa, Cervino y Gran Combin hasta volver a los pies del Mont Blanc. Una vez se retoma la UTMB para digirse hacia Champex-Lac en Suiza, y por último, a Chamonix.
Oficialmente son 501 km de longitud (aunque se sospecha que el TDG puede tener 12 km más), 34.000 m de desnivel positivo, con altitud máxima en el Col Losón, a 3.296 m, y mínima en el pueblo de Donnas (350 m). El desnivel máximo de subida son 1.900 metros y el de bajada, 2.400 m.
El precedente más cercano que se conozca, fue el de una mujer que hizo el recorrido de la UTMB y el Tour de Monte Rosa, con casi la misma cifra de kilómetros aunque utilizando los refugios y en 26 días.
¿Cómo se preparan 500 kilómetros en Autosuficiencia?
Durante toda la temporada anterior, Rafael Romero estuvo entrenando su gran desafío. Así, a cada competición que se presentaba, procuraba hacer el doble de distancia, como en los 101 km de Ronda, en la que acabó corriendo 202 km. También realizó largas travesías con su pesada mochila por los Pirineos, Sierra Nevada o Sierra de Cádiz, junto con muchas horas de entrenamiento en soledad.Sin embargo, el ultracorredor se tropezó con una piedra en su preparación. En la prueba andorrana Ronda del Cims, sufrió una crisis de hipertensión que le obligó a retirarse. De hecho, el Ocho Alpino lo comenzó con medicación y tensiómetro. Él lo minimiza diciendo que “quizás solo fuera la ansiedad extrema por la prueba pues en el desarrollo de la misma, la tensión se fue regulando sola y pude dejar de tomar la medicación”.
Su mayor motivación es “llevar a mi cuerpo y mente, al límite, donde no tengo ninguna garantía de éxito"
Nueve días y siete horas por el corazón de los Alpes
Así, el miércoles 22 a las 10:14 AM, comenzó su “ultrareto” desde Chamonix, cargado de mapas de escala 1:50.000, 10.000 puntos de tracks (uno cada 50 m), y una mochila cargada con 14 kg de comida necesaria para estar en autosuficiencia, es decir, sin ninguna asistencia. Tenía por delante nueve días y siete horas de recorrido por el corazón de los Alpes.Su primera parada fue en Lac Combal (km 67) donde descansó durante tres horas. Tras pasar los caminos del Mont Blanc, fáciles y rápidos, la cosa se complicó en el itinerario de la TDG, más empinada y difícil. Sintiendo la mochila cada vez más pesada, tuvo que bajar el ritmo para recorrer 50 km el jueves y 47 el viernes. Rafa procuró dormir en las partes bajas, ya que iba con un saco preparado para resistir 15 ºC. Aún así, tuvo que pasar dos noches a más de 2.500 m de altura.
Todo lo hizo andando hasta la hora que fuera para alcanzar una cota, descansar y salir con el alba algo que “me renueva el cuerpo y el espíritu: es un nuevo día”
El viernes sufrió temperaturas de hasta 38º C, que acabaron en fuertes tormentas. En collados desnudos por encima de los 2.800 metros le sorprendieron rayos que caían a menos de 200 metros, sin posibilidad alguna de guarecerse.
Otro peligro al que se tuvo que enfrentar, fueron los perros pastores, uno de los cuales estuvo a punto de morderle. Consiguió espantarlo encarándose con él con una piedra en la mano “dispuesto a metérsela hasta la misma garganta, pero no me rendiría nunca. En condiciones de supervivencia aflora la bestia que llevamos dentro hasta niveles que nos asusta a nosotros mismos”. Para sortear a los sabuesos y las ganaderías, tuvo que añadir 19 km al trazado.
Y el miércoles 29, el tiempo cambio. Las tormentas dieron paso a un frente con lluvia y nieve, aunque a Rafa no le echó atrás. Los siguientes tres días los paso bajo una fina cortina de agua. A partir del km 450 comenzó a sufrir el llamado “pie de trincheras”, que es cuando la extremidad comienza a agrietarse y a salir ampollas por estar macerado durante horas. Afortunadamente, ya se encontraba en los caminos de la UTMB que permiten correr con un impacto mínimo.
La última noche estuvo acompañada por una nevada a partir de los 1.800 m que el interpretó como “una despedida... Los dioses de la montaña me habían permitido cruzar sus dominios casi sin pagar ningún peaje” .
Finalmente llegó justo a la salida de la UTMB. Al no llevar dorsal, la organización no le dejó pasar. Tras enseñarles el GPS, accedieron aunque sin prestarle demasiada atención. “Me hubiera gustado haberle podido enseñar mi gesta a los Poletti... pero no los ví siquiera”
Para Fali el Coleta, las secuelas del “Ocho Alpino” ha sido disfrutar de “una satisfacción muy por encima de lo normal. El resultado del intento es una persona más madura, mucho más sabia y con aún más control sobre mi propia vida. Es alucinante sentirte más vivo que nunca.”
Y con 500 kilómetros a la espalda, el domingo por la noche volvió a Puerto del Real, para estar el lunes puntual por la mañana, vigilando y preparando los exámenes de recuperación de septiembre, corregirlos a ritmo de maratón hasta la madrugada, porque de ellos depende la promoción o no de los alumnos. Es el reto del día a día al que, desapercibidos, se enfrentan miles de trabajadores y profesores para intentar sacar el país adelante.
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